La ex docente de la Facultad de Ingeniería marcó un precedente para las ingenieras en el país, y hoy cuenta su historia.
Gloria Castro (66), estudió Ingeniería de Ejecución en Electrónica en la Universidad del Norte, actual Campus Saucache de la Universidad de Tarapacá, y en la actualidad es reconocida por ser la primera mujer instructora de la Cisco Networking Academy, la cual durante 20 años ha fortalecido la enseñanza de la ingeniería.
No obstante, no se trató de un camino sencillo. Castro nació en Camiña, Región de Tarapacá, donde creció hasta cursar 7mo básico. “Tenía que caminar unas dos horas más o menos para llegar al liceo, y de el año 71 nos vivimos a Arica”, relató.
Gloria Castro estudió toda la enseñanza media en el Liceo A-1, donde tuvo mucho apoyo de sus profesores, quienes la incentivaron a continuar sus estudios superiores.
“Decían: No, ella tiene que seguir estudiando y se va a la universidad, y me vine acá, la Universidad de Tarapacá, Universidad del Norte en aquellos tiempos”, recordó.
—¿Qué la motivó a estudiar electrónica?
—¿Qué me motivó?, en realidad, como yo vengo de un valle de agricultura, quería ser Ingeniero Agrónomo. Vi mi resultado y no me alcanzó para ser Ingeniero Agrónomo, no pude postular. Y tengo un familiar, que en paz descanse, ingeniero electrónico, que se fue a Brasil. Entonces, yo decía: Me voy a Brasil, quiero ser como él, y él me decía: No, tienes que estudiar electrónica, te vas conmigo. Y eso me motivó. Además, yo era muy buena para las matemáticas, tenía muy buenas notas, y vi donde más podía postular, porque ya no podía ser Agronomía. Así que revisé, estaba la electrónica, motivada por mi familiar, por el primo. Pedían mucha matemática y yo las tenía, postulé y fue una de las terceras seleccionadas en Electrónica
—¿Tuvo mucho apoyo de su familia?
—Para tomar esa decisión, sí.
—¿Cómo fue el apoyo en otros entornos, como por ejemplo, la misma escuela?
—Cuando llegué acá, a la Universidad del Norte, en aquellos tiempos éramos 500 alumnos, más o menos, que entraban a la Facultad de Ingeniería. Mujeres, muy pocas, éramos como 20 mujeres. Muchos varones, y las clases eran en una sala muy grande.
Yo tenía buenas notas en matemáticas, a pesar de que estaba en la universidad. Hubo un 7.0 en trigonometría o álgebra, no lo recuerdo, y andaban buscando al alumno o alumna que se había sacado ese 7.0, porque con ese 7.0 bajaba todo el puntaje. Me preguntaron y dije: No, yo me saqué un 4.0, porque si no, quedaba en la lista de los sacrificados. No, no es tan así tampoco.
—¿Cómo fue ese proceso?
Aquí en la universidad también tuve mucho apoyo, porque económicamente soy de una familia no daba los recursos. En aquellos tiempos, dejé la carrera y fui a estudiar Técnico Electrónico y me puse a trabajar como asesora de hogar, a esa edad.
Un profesor, Carlos Mendizaval, hermano de un académico de la universidad, Hugo Mendizaval, me dijo: ¿Pero cómo?, no es posible, te retiras inmediatamente del Técnico Electrónico y te vienes a Ingeniería, y te convalidamos los ramos. Entonces, en mi camino de verdad que hubo muchas personas que me incentivaron a seguir adelante.
—¿Qué era lo más desafiante al momento de estar trabajando en paralelo, antes, Técnico Electrónico?
Era desafiante, porque había que hacer las dos cosas: trabajar y estudiar, pero lo bueno es que fue por poco tiempo, yo creo que fue un mes, un periodo cortísimo.
—Al momento de ingresar a Ingeniería de Ejecución en Electrónica, ¿qué prejuicios o quizás desafíos identificó durante su estadía en la carrera?
—Yo creo que uno de los prejuicios era, en aquellos tiempos, no es como ahora, el hecho de ser mujer, porque también tuve otra experiencia no grata cuando ya estaba en tercer año, me parece. Había que elegir el área de telecomunicaciones o el área de informática, o sea, área de computación. Yo aprobé la asignatura de computación, y tenía un compañero que era muy bueno, y todos pensaban de que él me hacía las tareas y los trabajos.
Un académico, a pesar de que yo tenía la nota, me dijo: Usted no pasa de curso, porque tiene que ir a hacer de nuevo a la asignatura o me da un examen especial. Di el examen, me saqué un 5.7, creo y me dijo que no me creía, pero yo estaba sola en ese examen, ahí me llamó mucho la atención. Me dijo que las mujeres no, que usted no. Bueno, mi personalidad también es especial: tranquila y de “poca bulla”.
“Tú no sirves para ser ingeniero”, fue penoso. Entonces, me fui al área de telecomunicaciones. Son experiencias.
—¿Cómo fue sobrellevar estas situaciones donde las subestimaban y cómo demostró su verdadero potencial?
No todos son como él pensaba, muchos académicos, compañeros y estudiantes me apoyaron en todo sentido. Además, también tenía buenas notas, apoyaba a mis compañeros y ellos también me apoyaban. Había que seguir adelante.
—¿Cómo fue el camino de venir de una zona rural a estudiar en la ciudad?
En la zona rural, obviamente hay dificultades, en la zona urbana también, donde uno esté, pero si uno tiene las ganas de seguir adelante, eso se vence, no hay problema. Igual, también está la descendencia, ¿no?, yo soy de origen Aymara, entonces, eso también era una dificultad, pero uno lo tiene que llevar adelante y demostrar que las cosas se pueden.
—¿Cómo fue la experiencia de ser la primera mujer instructora de la academia Cisco en Chile?
A mí me gusta más hacer clases prácticas, me gustan los laboratorios, meter las manos, enseñar, enseñar pero para poder aprender. Entonces, aquí en la universidad, yo siempre trabajé la parte de los laboratorios, y aquella vez había cursos de emprendimiento acá en Arica, en el cual decía que nosotros, Arica, iba a ser un Silicon Valley. Eso implicó que profesionales de la escuela salieran a perfeccionarse hacia afuera.
¿Por qué me eligieron a mí?, digo yo, porque, así como los alumnos salen a hacer sus pasantías, sus prácticas profesionales en terreno, yo en mi periodo de trabajo en enero o febrero, debía hacer pasantías también en las empresas, por ejemplo, en Entel. Ahí tuve mucho apoyo de una compañera, de una colega, Patricia Cumming. Le dije si podía hacer mi pasantía o práctica profesional y ahí aprendí lo que era la tecnología, el mundo de las redes, el mundo de transmisión de datos, el mundo de los routers, de los switches, cómo se conectaban, qué es lo que hacían, ver los paneles, cómo trabajaban, y salir a terreno. Salí mucho a terreno con ellos también, con la gente de Entel, y eso hizo que la universidad o el Departamento de Electrónica o la Escuela de Ingeniería, fuera elegida para hacer el curso de Cisco Networking, y el curso de Cisco Networking se hizo afuera, como instructor.
Nos preparamos dos instructores, el primero fue Claudio Ulloa, él fue el primer instructor, que fue salió en enero, y yo salí en junio del 2003, me parece, ya no recuerdo muy bien la fecha, tantos años. Salí a Estados Unidos, a Wilmington
—¿Cómo fue su experiencia cuando fue al extranjero para ser instructor de academia Cisco?
Llegué a Estados Unidos y tuve que hacer cuatro cursos en un mes. Fue muy difícil, todo era en inglés y debía hablar en inglés. Yo en el fondo, era sorda y muda: ¿Por qué sorda?, porque hablaban y no entendía, y muda, porque mi inglés era un Inglés Tarzán, pero de verdad que con esfuerzo y dedicación, todo se puede.
Yo decía: ¿Cómo voy a regresar a la universidad sin haber aprobado los cursos, sin ser instructor de academia?, y mi objetivo fue ese. Quizás dormí muy poco, pero traje los cursos aprobados. Y así fue mi experiencia. De verdad, es carrera especial, se enseña en forma práctica, y allá tuve buenos compañeros, buenos profesores, buenos colegas y buenos instructores, muy dedicados. Así que, todo eso se agradece.
—¿Cuál fue su mejor recuerdo en ese periodo?
El mejor recuerdo es siempre aprender de tecnología, aprender de las demás personas, que existían buenos instructores, muy amables, que tenían muchas ganas de enseñar, que me apoyaron e incentivaron a seguir adelante.
—¿Qué mensaje tiene para las alumnas que han ingresado a ingeniería y aquellas que están en el colegio aún indecisas?
—El mensaje, de acuerdo a la experiencia que yo tengo como mujer e instructora es que de verdad, nada es imposible. Si uno se propone con esfuerzo, con ganas, todo se puede.
Si uno lo hace con ganas, con esfuerzo, las puertas se van a abrir en todas partes, ahí ya no hay prejuicio. Uno tiene que demostrar, es eso, de verdad. La carrera de Redes de Datos, de Telecomunicaciones, de Ingeniería, ya sea Eléctrica-Electrónica, Computación, Mecánica, todas son carreras muy especiales, tienen mucha práctica, muchos laboratorios, mucha teoría, y es fascinante, a mí me gusta. Así que, yo incentivo a que puedan ingresar todas las personas, no solamente mujeres, varones, todos; está abierta para todos esta carrera. Hay que perseverar.