Autoridades de ambas instituciones dieron a conocer a la comunidad académica y estudiantil los diferentes ejes de la iniciativa, la cual pretende transformar a las regiones y carreras de ingeniería.
Con un evento de gran convocatoria se realizó el lanzamiento del proyecto Ingeniería para el desarrollo sostenible de las regiones (Programa ANID Nueva Ingeniería para el 2030) en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Valparaíso, institución con la cual la Universidad de Tarapacá estátrabajando en consorcio para su ejecución.
Durante la ceremonia participaron autoridades, académicos y profesionales del proyecto Ingeniería 2030, tanto de la Facultad de Ingeniería UV como de la UTA.
En esta ocasión dio inicio a la actividad Gonzalo Valdés, vicerrector de Desarrollo Estratégico de la UTA, quien durante su discurso agradeció la oportunidad de poder llevar a cabo el proyecto en consorcio con la UV, en especial, debido al contexto actual en la educación superior.
“El mensaje es que la asociatividad, el cambio de mentalidad para trabajar en conjunto, y básicamente en todo el quehacer académico, será relevante en el futuro cercano, y este proyecto abraza ese espíritu y, por lo tanto, es algo que nosotros vemos con mucho entusiasmo”, expresó Valdés.
Asimismo, hizo énfasis en la relevancia del consorcio para los próximos criterios de acreditación que entrarán en vigor el próximo año, y comentó que “estos desafíos son sumamente difíciles si no se llevan a cabo a través de la asociación estratégica de nuestra institución”.
Un consorcio virtuoso
Por su parte, Osvaldo Corrales, rector de la Universidad de Valparaíso, dio la bienvenida a todas y todos los presentes y destacó las particularidades que hacen del consorcio UTA-UV una “alianza virtuosa”.
“Es distinto hacer universidad en regiones, aunque la Quinta Región está más cerca del centro
del país, más cerca de la capital, igualmente es más fácil cuando uno está en la Región Metropolitana, que tiene muchísimos más recursos y posibilidades que cuando se hace universidad desde la región, y particularmente cuando se hace universidad desde una región de zona extrema, como en este caso es la Universidad de Tarapacá”.
Desde esta visión, también agregó que es “especialmente relevante pensar en cómo las universidades regionales aportamos al desarrollo de nuestros territorios y comunidades. Aportamos con soluciones concretas a través de investigación aplicada a los desafíos que cada uno de nuestros territorios tiene”.
En palabras de Alejandro Rodríguez, decano de la Facultad de Ingeniería de la UTA, es una “alegría” ser parte de este consorcio, pero a su vez una “gran responsabilidad”.
Respecto de las metas del proyecto, Rodríguez recordó que el trabajo de Ingeniería 2030 contribuirá a la gestión de intercambios estudiantiles, al desarrollo de proyectos en conjunto, a la creación de posgrados y diplomados, y además, al crecimiento y emprendimiento regional.
“Trabajando en conjunto, vamos a demostrar que la educación pública está a la altura de los desafíos actuales, de los desafíos que debemos enfrentar como sociedad. Dos instituciones públicas van a demostrar que estamos a la altura. Y para ello, vamos a administrar y gestionar transparentemente los recursos que el Estado de Chile nos confió”, afirmó.
Los ejes para la transformación
Durante la presentación, Esteban Sefair, decano de la Facultad de Ingeniería de la UV, dio a conocer en detalle a la comunidad universitaria los ocho ejes y sus respectivos equipos de trabajo que dan vida al proyecto Ingeniería 2030, los cuales corresponden a: Armonización en mallas curriculares y posgrados tecnológicos; I+D aplicado y vinculación con la industria y el entorno; Comercialización de tecnología y emprendimiento de base tecnológica; Alianzas Internacionales y movilidad; Capital Humano y Gestión del Cambio; Gobernanza y sinergias; Participación y liderazgo femenino en la comunidad académica y estudiantil, y finalmente Ciencia Abierta.
“En el fondo Ingeniería 2030 es una invitación a desarrollar nuestras facultades, a salir un poco de la caja, y tal vez, soñar en un ambiente de trabajo creativo y colaborativo, que vaya en beneficio de nuestras regiones, de nuestros estudiantes, de nuestros funcionarios universitarios, y de nuestros académicos. Pero finalmente, que podamos contribuir de manera cierta al desarrollo de la sociedad, de la industria y de nuestras propias universidades”, concluyó.
Por otro lado, Jaime Arnaiz compartió algunas reflexiones, en su calidad de director ejecutivo del Distrito de Innovación V21, iniciativa que pretende contribuir al desarrollo regional a través de la ciencia y la tecnología.
“Esperamos ser un aliado estratégico, que sirva para el proyecto, y que a través del Distrito V21 se puedan concretar algunas de estas metas tan ambiciosas que tienen como Ingeniería 2030, porque necesitamos toda esta fuerza transformadora que nos permita poner en valor, y que las universidades no sean un enclave en los territorios, sino que tengan un efecto dinamizador, un efecto dinamizador y transformador de la economía”.